*OPINION Y DEBATE

¿Se hacen o no Los Carnavales de Barranquilla?

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“¿SE HACEN O NO SE HACEN LOS CARNAVALES 2011…. ?

Por el drama actual en que se encuentran los pueblos del Sur del Departamento de Atlántico, hay quienes hacen votos para que las fiesta de los carnavales de Barranquilla se suspenda, por solidaridad y duelo.
Por otra parte, hay quienes opinan lo contrario sustentando su opinión en que el carnaval es un generador de empleo, entre otras la Señora Carla Celia Directora de la Fundación Carnaval de Barranquilla quien también manifestó que el carnaval general unos veinte mil empleos, podría ser una oportunidad más para recaudar dineros para las personas víctimas de la inundaciones.”



Lo anterior lo publica nuestro buen amigo ALberto Buelvas Castro en su página de Facebook tratando de llamar la atención sobre el hecho de si debe haber o no Carnaval, lo cual me parece pertinente tratar pues nos da motivo para poner en una balanza el aspecto económico que implica el carnaval y el sentimiento de solidaridad por las personas afectadas.

La decisión, creo, no se debe tomar desde el punto de vista de lo que significa El Carnaval de Barranquilla (en realidad Carnaval de toda la Costa) en lo económico, sino desde el punto de vista del sentimiento colectivo que los costeños en general tengan con respecto a la tragedia que se vive en la costa y en toda Colombia por este fenómeno de lluvias extremas. Es como cuando se decide cargar luto por la persona muerta, debe hacerse si se siente en el corazón y no por la apariencia... Lo que ha pasado en el sur del Atlántico es una verdadera tragedia pues son aproximadamente 100.000. damnificados que tuvieron que abandonar sus casas, sus animales, sus pertenencias pues muchos no pudieron mudarlas, su cultura pues esto se constituye en un desplazamiento... En Repelón, por ejemplo, el sentimiento es de mucha preocupación y tristeza por los barrios ya bajo agua y por el peligro de que se inunde toda la población de no taparse rápido el boquete. No se escucha música, los grados del colegio, acontecimiento esperado por todos, no se realizarán, en fin... No hay alegría ni habrá Navidad feliz ni año nuevo feliz ni Carnaval feliz... Ahora qué tal en esas gentes cuyas poblaciones serán irrecuperables... El Carnaval de Barranquilla se nutre de todas estas culturas y su esencia es la alegría de la gente, así que deberíamos tener un gesto de solidaridad con estas personas y en lugar de Carnaval organizar un gran evento nacional para que todos seamos conscientes de la dimensión de lo que actualmente se vive en el Atlántico y en el país en general. En estos momentos en que escribo estoy escuchando reportes del invierno en Colombia y son muchas las pérdidas y las víctimas. Ya es hora de que los colombianos y el mundo entero sientan el dolor de esta tragedia, como los chilenos lograron que el mundo entero se uniera en un solo sentimiento: el rescate con vida de los mineros. ¿Ustedes creen que El Reinado Nacional de Belleza debió realizarse en medio de una ciudad que más allá de sus hermosas murallas y sus noches de fantasía lo que abunda es la pobreza y las calamidades actuales por el invierno?

He leído o escuchado que se realizará un Carnaval contextualizado en la tragedia de estas poblaciones, algo así, pero eso es simplemente un disfraz (de carnaval) para realizar el evento y creo que debemos ser contundentes: no debe haber Carnaval si en verdad sentimos un luto por esta situación o si debe haberlo si en verdad nuestros sentimientos no están afectados y el espectáculo debe seguir porque la vida se nutre de alegría y tristeza. Además, carnaval es carnaval y se vale todo, hasta la indiferencia frente a la grave (gravísima) situación que padecen estos hermanos...

¡Negocios...! ¡Maldito negocio! 

Foto tomada del perfil de Alvaro Buelvas Castro


En El Tiempo están furiosos todos, hasta los columnistas de buen humor...


Domingo, 18 de octubre de 2009 a las 19:23

Estimado periodista (Daniel Sampre Pizano)

Siendo tan delicado el hecho de que la dirección de El Tiempo hubiera despedido a una de sus columnistas (¡Y de qué manera!), lo más normal sería que más de un periodista de este importante diario le hubiera dedicado su opinión al histórico hecho. Pero no ha sido así pues el mensaje de los dueños mayoritarios del periódico es claro: opinar con libertad en contra del periódico debe asumirse como una renuncia, un acto de suicidio del cual no se sobrevive ni por equivocación.

Usted lo hace, opinar. Pero a medias, sabiendo que el renombre que tiene le impedirá a sus jefes despedirlo tal como lo hicieron con su colega. En el fondo usted sabe lo que implica esta despedida pues nada la justifica, aunque usted mismo, tratando de ser salomónico, lo hace al afirmar que los compañeros de Claudia López se sintieron insultados por la forma en que la periodista orientó su columna. Bueno, eso es una cosa y despedirla por no estar de acuerdo con su opinión es otra. Si lo expuesto por Claudia López lo consideraban calumnia procedía denunciarla y darle el derecho que todo ciudadano tiene de defenderse de cualquier acusación de esta índole. Los lectores preferimos a un periodista arrestado por calumnia que a uno despedido de su periódico por censura. Siendo más claro: el despido en el periodismo no tiene lugar, salvo, claro está, cuando se detecta desde la primera redacción que el periodista no sabe escribir y que se constituye en una estafa para un medio que debe exigir calidad y un alto vuelo mental de quienes dinamizan esta profesión tan hermosa que no depende de títulos de universidad sino de la vida misma.

Hay decisiones realmente extremas, ciertamente. Esas que nunca quisiéramos tomar pues sabemos que pueden marcar ruptura, guerra, divorcio. Y la decisión de los directivos de El Tiempo de despedir a la columnista fue extrema, sin vuelta de rosca. Tiene usted, amigo periodista, la esperanza de que El Tiempo restaure su imagen, pero ello le será muy difícil. Una cosa es que el tiempo –el otro- a veces es cómplice de las malas acciones y le colabora al injusto para que la sociedad olvide, lo cual es factible en la mayoría de las veces. Pero en este caso no. La decisión extrema de despedir a la columnista por su opinión es inolvidable y El tiempo tendrá que pagar el precio de haberla tomado. (Solo cabe un hecho igual de extremo: que El Tiempo abra el debate, escuche y deje en manos de la opinión pública la decisión que se debió tomar frente a la opinión de la periodista). ¡Qué grande sería El Tiempo si actuara así!

De mi parte, y con profundo dolor, desde el día de esta decisión tan improcedente no confió en ningún columnista de El Tiempo, sabiendo que todo cuanto piense y escriba, usted y sus respetados colegas, estará sujeto al miedo de ser considerado una renuncia pues los intereses políticos, comerciales y empresariales del diario más importante del país –hasta hace poco- no pueden ser tratados con la confianza que brinda la libertad de opinión, ya inexistente en los actuales directivos de El Tiempo. Este es el verdadero insulto.

Un abrazo,

Adalberto Deulofeut Prado

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21 de octubre de 2009 a las 20:35 |

Re: Comentando una columna...
De: DANIEL SAMPER (cambalache@mail.ddnet.es)
Enviado: miércoles, 21 de octubre de 2009 01:29:32 a.m.
Para: ADALBERTO DEULOFEUT PRADO (deulofeut@hotmail.es)

Don Adalberto:

Lamento que piense que los columnistas de El Tiempo no merecemos su confianza. Pero ese es problema suyo.

Atte,
DS

----- Original Message -----
From: ADALBERTO DEULOFEUT PRADO
To: cambalache@mail.ddnet.es ; cambalache@mail.hotmail.com
Sent: Wednesday, October 21, 2009 2:45 AM
Subject: Comentando una columna...

Estimado Daniel Samper Pizano:

Leí su columna sobre El Tiempo y el despido de la periodista Claudia López y quise comentarla pero parece que está bloqueada para tal efecto. Por ello le envio respetuosamente mis apreciaciones al correo que publica debajo de su columna. No sé como lo perciben allá en El Tiempo pero en términos generales, entre la gente que sabe, se tiene la clara opinión de que los directivos de este importante diario han puesto en peligro la credibilidad de los periodistas que lo integran y han cometido un acto de censura a la libertad de opinión.

(Le adjunté a este correo que remití al sr. Daniel Samper la carta que tuve a bien compartir con ustedes, amigos y cómplices de este espacio de opinión).

¿Qué piensan...?

Saludos,

Adalberto Deulofeut Prado

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