*POEMAS

Amigos, en esta ocasión me valgo de estos espacios virtuales para desempolvar algunos intentos de poesías que aún conservo entre mis archivos literarios. 

Será ponerle: "Cae la lluvia"

Cae la lluvia (Poesía para algunos, dilema para otros, pienso)

en el patio hay un tum tum de una gota en algún recipiente metálico

03:40 de la mañana y duermen todos –lo natural- pero yo aún despierto

o quizás haya dormido un poco y la adición a internet me tiene aquí

escuchando un poco de todo –radio, la lluvia que ya menciono y demás sonidos que se crecen en la

quietud del sueño-mientras reviso aquí y allá

y también escribo pensando –metapensando, me digo- cómo es eso de escribir poesía…

03:48 –miro el reloj en la barra de inicio- y cae la lluvia

poesía para algunos, dilema para otros…

Cartel

En esta noche En esta tristeza
En esta calle En esta ciudad

ESTOY MUERTO

Lejos de mí, la gente pasa
mientras
el viernes se pudre en lluvia

*

Grafiti

En ciertas ocasiones
Dios nos ayuda
en otras, se hace el pendejo

*

EN VANOS
intentos de suicidio
yo recorro esta ciudad
cada domingo

*

¡Ah! Infeliz del que se queda mirando las cosas
que han pertenecido a los que ya no existen

*

Infancia

Viejo triste,
ya no te recuerdes de niño
mirando desde el barranco cenizo
el río de todas las tardes
y de toda tu infancia
El río largo
ondulante tren de fantasía
llevándose las horas y los sueños
mientras tú te quedabas silencioso
huérfano de todo
a lo lejos mirando

*
Infancia

Anoche, en un sueño hermoso,
tocaba yo a las puertas de mi infancia
cuando desde lejos un niño me ha gritado:
¡Viejo! ¡Viejo! !Ya nadie vive en esa casa!

*

Existencia

Existo hoy porque amo y sueño
y muero un poco cada tarde
entre amores fugaces
y sonrisas sin rumbo
Un día estas palabras
no serán mías
serán de otro
acaso de nadie
acaso del viento
Un día me sobrevivirá
el olvido y la melancolía


El poema del pintor

Carlos Flórez dedicó su extraviada existencia a la pintura y a pesar de su ya lejano trágico fallecimiento su recuerdo me resulta ineludible pues durante años he conservado un singular cuadro que alguna vez me obsequió o negoció a cambio de una cerveza en los alrededores de la Universidad del Atlántico. Mi amigo Lewis Morales también cuelga otro que no quise o no pude llevarme a casa y que cada día da más pena y tristeza pedírselo. Dos "Flórez" muy distintos y de los cuales algún día me referiré.


Sí, algún día escribiré de éstos y de Carlos Flórez en las justas proporciones del recuerdo de este pintor callejero a quien muchos temían por su constante ebriedad y sus actitudes de loco.

En esta ocasión transcribo un breve poema suyo que en un arranque de no-se-qué escribió intempestivamente en una hoja de papel que me arrebató de las manos, poema que en esta noche de domingo ha saltado de entre un montón de manuscritos viejos que se me dio por revisar. El hallazgo puede resultar insignificante para ustedes; para mí es la vida de un ser humano que pasó, con sus buenas y sus malas, entre nosotros y que paulatina –y casi voluntariamente- cumplió su cita con la muerte.

Discúlpenme el sentimiento (y el poema del pintor)


Sé que nací del recuerdo

perdido
como yo
Sé, que escritores
pintores
etcras (¿etc.?)
Sé, que ser honesto
es mentir
Sé que sabrán
entender
lo no comprendido
Sé que amo
mi calle mi falta de todo
menos de Dios.

A ustedes, Flórez

Dos de la tarde


Dos de la tarde
Los últimos automóviles hace rato pasaron
ahora el domingo se ha quedado en silencio
mudo dormido
como una imagen congelada en el televisor
o como un hombre que se ha muerto sin darse cuenta
en una calle oscura lejos del mar y de los ruidos
Es domingo y descanso y agonizo en este cuarto sucio
en esta ciudad vacía
Ahora apago el radiecito con la canción en f.m. estéreo
y corro a la ventana y me asomo a la calle
en donde una pareja camina indecisa
y dos hombres barren la acera
y casi al mismo tiempo un auto cruza rápido
abriendo un agujero en el silencio
volando los papeles que los dos hombres habían amontonado
Ahora miro las azoteas llenas de ropa tendida al sol
y de antenas y cosas viejas
Y más allá de todo eso
veo el mar lejano y verde
Ahora pienso en la lejanía del norte
A decir verdad pienso mal
porque ese no es ningún mar
es un río gris y está casi al sur
En todo caso a mí me gusta entristecerme los domingos
y ver ese mar -ese río-
y ese norte -ese sur-
de sueños
de días inciertos
de mujeres idas
de nada entre las manos
Domingo, dos de la tarde tan lejos de todo


Los campos son obligatorios...

Feliz onomástico a quienes hayan cumplido con esta cita anual

y de mi parte el correspondiente olvido
felicitaciones por este y demás motivos
disculpas por no aparecer en ninguna parte
por los pésames extraviados de sus muertos queridos
propios y ajenos
pero no dejo de querer a nadie
sólo que la existencia sigue siendo extraña
pero llena de cositas
y sin los domingos de antes ya no soy nadie
nadie soy para mí
aunque sí peor para los demás

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