3/01/2010

Dos de la tarde

Dos de la tarde
Los últimos automóviles hace rato pasaron
ahora el domingo se ha quedado en silencio
mudo dormido
como una imagen congelada en el televisor
o como un hombre que se ha muerto sin darse cuenta
en una calle oscura lejos del mar y de los ruidos
Es domingo y descanso y agonizo en este cuarto sucio
en esta ciudad vacía
Ahora apago el radiecito con la canción en f.m. estéreo
y corro a la ventana y me asomo a la calle
en donde una pareja camina indecisa
y dos hombres barren la acera
y casi al mismo tiempo un auto cruza rápido
abriendo un agujero en el silencio
volando los papeles que los dos hombres habían amontonado
Ahora miro las azoteas llenas de ropa tendida al sol
y de antenas y cosas viejas
Y más allá de todo eso
veo el mar lejano y verde
Ahora pienso en la lejanía del norte
A decir verdad pienso mal
porque ese no es ningún mar
es un río gris y está casi al sur
En todo caso a mí me gusta entristecerme los domingos
y ver ese mar -ese río-
y ese norte -ese sur-
de sueños
de días inciertos
de mujeres idas
de nada entre las manos
Domingo, dos de la tarde tan lejos de todo

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